Escrito por Elyzabeth Vargas,
Basel
Chile es un país largo y estrecho, que se sitúa a lo largo de América del sur. Limita con Perú y Bolivia (Norte) y se desenvuelve 4.300 kilómetros hacia el Sur, llegando hasta la punta de Cabo de Hornos en la Antártica. Sinceramente, cualquier descripción geográfica es insuficiente para obtener una idea de lo bello que es Chile. Sus riquezas naturales son tan sublimes, que alcanzan y generan impresiones de divinidad extrema. En el norte, el Desierto de Atacama (el más árido del mundo) y sus salares. En la zona centro, la Cordillera de los Andes, el Cajón del Maipo (pulmón de Santiago) y su río (Maipo), el mirador del Morado y el Glaciar San Francisco, sus playas, Punta de Choros, isla Robinson Crusoe, Rapa Nui, pasando por los bosques nativos, volcanes durmientes y ríos, y lagos llenos de vida, y más allá, Chile se extiende hasta la Patagonia y la Antártica, donde el suelo se transforma en hielo y los habitantes son en mayoría pingüinos (5 tipos), petreles, focas (5 tipos) y ballenas, entre otros. Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, sólo una ínfima parte de todos esos lugares han sido declarados reservas naturales (49) a lo largo del país. Hay tanta belleza natural, que enterarme que sólo el 20% del territorio chileno y dentro del cuál, sólo el 2.5% de las zonas costeras esta protegido, es perturbador.
Desafortunadamente, Chile es un país que posee una constitución que deja al descuidado la naturaleza de nuestra geografía. Prioriza la industrialización y urbanización con leyes blandas para aquellos que las infringen con fines de lucro, arrasando, contaminando y matando nuestra la flora y fauna. Como no mencionar entonces, las zonas de sacrificio en Chile, ¡Sí! En Chile existen lugares, principalmente donde se encuentran las comunidades más vulnerables o de escasos recursos, donde la concentración de industrias contaminantes (principalmente, termoeléctricas a carbón) es tan alta, que el deterioro medioambiental afecta también la salud de los pobladores de la zona. Hablamos de Huasco, Coronel, Tocopilla, Ventanas y Mejillones, entre otras.
La magnitud de la desvaloración de la flora y fauna es tan grande, que se asocia, sin duda, a la pobre educación impartida desde siempre. Un sistema de educación donde se valora lo extranjero, se promueve el racismo, machismo y el consumo, no se educa para apreciar nuestra naturaleza, nuestros orígenes, ni para entenderlos. Si la educación fuese distinta, empática y respetuosa y orientada a respetar y cuidar a nuestra flora y fauna, así como también a nuestro Pueblo Mapuche, este no seguiría siendo masacrado, golpeado, ignorado y rechazado, como lo ha sido desde hace décadas.
Es por esto, que un cambio constitucional es tan necesario y urgente. Porque debemos dejar de crear violentistas que promueven el racismo contra nuestra propia gente. Violentistas que priorizan la industrialización sobre el Medioambiente. Debemos eliminar esa desconexión e ignorancia de manera urgente y definitiva. Debemos educarnos correctamente.
Durante una entrevista en Octubre de 2015, Gastón Soublette (filosofo Chileno) explicó, el porqué debemos estar orgullosos de que entre nuestros pueblos originarios, estén los Mapuches. Gastón nos explica “ellos (los Mapuches) no defendían sólo el paraíso vegetal, telúrico, astronómico ¡No! Porque en ese paraíso habitaba un tipo de hombre (ser humano), y esa es su más grande creación. Crear un tipo de hombre especial, con una sabiduría especial, y una forma especial de educar a las generaciones jóvenes, especial también”. Los Mapuches tienen “esta manera de habitar la tierra, insertos totalmente en el orden natural creando un tipo especial de hombre que no se vio en ninguna otra parte, la obra más valiosa creada por ellos, es que ellos pusieron el énfasis en el hombre y no en las cosas”.
Este es, sólo un punto en la cultura y Cosmovisión Mapuche, que refleja su profunda conexión y respeto por el Medioambiente. Porque entienden, desde hace mucho tiempo, antes que nosotros, lo que realmente es importante. Debemos aprender de ellos, escucharlos, respetarlos y apoyarlos. Es hora de que estemos juntos, es hora de seguir defendiendo lo importante, y rechazar todo tipo de acto racista y fascista contra nuestro Pueblo Mapuche.
¡Basta! de no comprometernos en la lucha junto a nuestro Pueblo Mapuche.
¡Basta! de no luchar por nuestros bosques nativos que son reemplazados por pinos y eucaliptus.
¡Basta! de que los glaciares no tengan leyes que los protejan.
¡Basta! de permitir la construcción de hidroeléctricas que secan nuestros ríos y lagos.
¡Basta! de permitir la salmonicultura que destruye los fondos marinos y ponen en riesgo la biodiversidad nativa.
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