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Foto del escritorTrawün Chilenxs

El cuerpo en el centro de la política

Actualizado: 3 feb 2021

Josefina Hurtado Neira

Antropóloga Social

Basel, Suiza

(Español – English text below)

El feminismo pone a los cuerpos en el centro de la política, exigiendo que sus diversas necesidades sean respetadas; como tener derechos y exigir que los Estados garanticen esos derechos.


En mi experiencia personal, llegar a la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing en el año 1995 reflejó el largo camino de mi trabajo con el movimiento de mujeres y feminista durante la dictadura en Chile. La denuncia sistemática de los abusos de los derechos humanos y la construcción de formas creativas de resistencia, que exigían democracia, habían generado una sólida red de personas y organizaciones que aún hoy existe. La Plataforma de Acción alcanzada en Beijing alentó a los Estados y a las instituciones de la sociedad civil a incorporar la perspectiva de género en las políticas públicas, los planes de estudio universitarios, la participación política en los órganos de decisión y las normas y leyes discriminatorias.


Si en la década del ‘80 la sociedad civil chilena resistió a la dictadura, en la del ‘90 luchó por mantener su autonomía. Se enfrentó a un Gobierno en transición a la democracia, que estaba ligado a una constitución política hecha al servicio del neoliberalismo. El control de los cuerpos de mujeres, jóvenes y diversidad de géneros, así como la criminalización de los indígenas y la devastación del medio ambiente, reactivaron los movimientos sociales en nuevos escenarios y articulaciones.


En este contexto, me tocó conocer y compartir el trabajo de organizaciones y redes comunitarias de mujeres en sectores donde los programas estatales eran y aún son deficientes. Es el caso del Servicio de Desarrollo y Educación Comunitaria (SEDEC) en Concepción, Chile, que actualmente, en el marco de la Pandemia del COVID-19, ha logrado una importante presencia a través de programas virtuales, generando espacios de autocuidado y contención emocional, que integran la sabiduría de la fitoterapia Mapuche. Desde Suiza sigo unida y comprometida a este importante trabajo social en los sectores más populares de Concepción, San Pedro de la Paz y Talcahuano.


El Pueblo-Nación Mapuche, la etnia más numerosa de Chile, enfrenta una discriminación masiva desde el inicio de la colonización española. Son mapu (tierra) che (pueblo) - y el cuerpo está en el centro de su política, ya que ven su tierra como parte del cuerpo de su pueblo. El Machi (líder espiritual) Celestino Córdova expuso su cuerpo en 100 días de huelga de hambre como presión para que el Gobierno de Chile cumpla con el Convenio N° 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que protege a todos los prisioneros políticos (Mapuche y aquellos relacionados con su causa) que están privados de su libertad en diferentes prisiones de Chile.


Esta lucha en torno al cuerpo es retomada por el documento alternativo de la sociedad civil "Luces y Sombras". Veinticinco años después de la Plataforma de Acción de Beijing". En él se denuncia : "el retroceso en el ejercicio de los derechos de las mujeres, promovido por movimientos antiderechos que reivindican el uso de la violencia y la represión, justificando la persecución y criminalización de los defensores de los derechos humanos al privilegiar la explotación de los recursos naturales y al no respetar los derechos de los pueblos y comunidades indígenas".


Al mismo tiempo, las organizaciones de la sociedad civil, entre ellas Mission 21, bajo la dirección de PeaceWomen Across the Globe (PWAG), la Plataforma Suiza para la Construcción de la Paz (KOFF) y la Organización Feminista para la Paz (CDF), proporcionan el documento Women, Peace and Security and the Prevention of Violence (Mujeres, Paz y Seguridad y Prevención de la Violencia): Reflexiones de la sociedad civil en el contexto del cuarto plan de acción nacional de la Resolución N° 1325 de las naciones Unidas. En él se recomienda al Gobierno suizo que promueva definiciones de seguridad dirigidas por la comunidad, en particular las definidas por las mujeres, los grupos marginados y otros grupos discriminados, y que dé prioridad a la seguridad de la Comunidad sobre la seguridad del Estado o la protección de las industrias transnacionales.


La garantía del derecho a vivir una vida libre de violencia estructural y de género sigue siendo una cuestión pendiente para todas las personas discriminadas. La sociedad civil tiene un papel fundamental en la exigencia a los Gobiernos de que todos los organismos estén en el centro de su política.


El movimiento feminista en Chile se levanta hoy para apoyar al movimiento indígena a ejercer sus derechos humanos para que una vida digna se convierta en una costumbre.


Foto www.territoriosciertosanamariagomez.blogspot.com

The body at the center of politics

Feminism puts bodies at the center of politics, demanding that their diverse needs are being respected; as having rights and demanding that states guarantee those rights.


In my personal experience, arriving at the Fourth World Conference on Women in Beijing 1995 reflected a long road of my work with the women’s and feminist movement during the dictatorship in Chile. The systematic denunciation of human rights abuses and the construction of creative forms of resistance, which demanded democracy, had generated a solid network of people and organizations that still exists today. The Platform for Action achieved in Beijing encouraged states and civil society institutions to mainstream the gender perspective in public policies, university curricula, political participation in decision-making bodies, and discriminatory regulations and laws.


If in the ’80s the Chilean civil society resisted the dictatorship, in the 90’s it fought to maintain its autonomy. It faced a government in transition to democracy, which was tied to a political constitution made to serve neoliberalism. The control of the bodies of women, youth, and diversity, as well as the criminalization of indigenous people and the devastation of the environment, reactivated social movements in new scenarios and articulations.


In this context, it was my turn to meet and share the work of women's community organizations and networks in sectors where state programs are deficient. This is the case of the Community Development and Education Service (SEDEC) in Concepción, Chile, which, in the context of the COVID-19 pandemic, has achieved a significant presence through virtual programs, generating spaces for self-care and emotional support, which integrate the wisdom of Mapuche herbal medicine. From Switzerland, I remain united and committed to this important social work in the most popular sectors of Concepción, San Pedro de la Paz and Talcahuano.


The Mapuche, the biggest ethnic group in Chile, are facing massive discrimination since the beginning of Spanish colonization. They are Mapu (earth) che (people) – and the body is at the center of their politics, as they see their land as part of their people’s body. The machi (spiritual advisor) Celestino Córdova entered a 100 days of hunger strike as a pressure to the government of Chile to comply with the ILO Convention 169, which protects all political prisoners (Mapuche and those related to their cause) who are deprived of their freedom in different prisons of Chile.

This struggle around the body is taken up by the alternative civil society document “Luces y Sombras. Twenty-five years after the Beijing Platform for Action”. It denounces “the regression in the exercise of women’s rights, promoted by anti-rights movements that claim the use of violence and repression, justifying the persecution and criminalization of human rights defenders by privileging the exploitation of natural resources and by not respecting the rights of indigenous peoples and communities.“

At the same time, civil society organizations, including Mission 21, under the lead of PeaceWomen Across the Globe (PWAG), the Swiss Platform for Peacebuilding (KOFF), and cfd (The feminist Peace Organisation), provide the document Women, Peace and Security and the Prevention of Violence: Reflections from Civil Society in the Context of the Fourth National Action Plan of Resolution 1325. It recommends the Swiss government to promote community-led definitions of security, particularly as defined by women, marginalized groups and others discriminated against, and to prioritize community security over state security or the protection of transnational industries.

Guaranteeing the right to live a life free from structural and gender-based violence remains a pending issue for all discriminated people. The civil society, and Mission 21 as a part of it, has a fundamental role in demanding governments that all bodies should be at the center of their politics.

The feminist movement in Chile today stands up to support the indigenous movement to exercise their human rights so that a dignified life becomes customary.

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